Estoy preparando mi viaje a Yuste. Vamos a celebrar la entrega del Premio Europeo Carlos V. Aunque este año no podemos estar allí, nuestra Unión Europea hace posible que nos reencontremos. Vamos. Nuestro Rey tendrá ya su discurso español y europeo con frases ensalzando al premiado de este año 2020. Felipe VI también tiene palabras de ánimo para todos.
El Real Monasterio de Yuste se está engalanando. El equipo de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste trabaja mucho para que la magia sea posible. Este año coincide el Día de Europa con la pandemia del Covid-19. El 9 de mayo es distinto porque no podremos emocionarnos en la basílica todos en nuestras sillas, con nuestros nombres y, en las manos, el programa del acto.
Tengo la suerte de poder asistir al Premio desde hace ya muchos años. El viaje a Yuste ya me mantiene despierta y soñando varios días antes a llegar a la comarca de la Vera. Tanto el Día de Europa como en los cursos europeos de verano subir hacia el Monasterio se convierte en un trayecto lleno de Historia, de paisaje, de emoción. También de ilusión.
Cuando desde el Parador de Jarandilla subimos en autobuses al Monasterio siempre impregna el aire lo que significa ser europeos. Cuando la gran escultura del emperador en la senda de subida nos saluda, siento la sensación de que ya estamos allí. Voy y vuelvo al pasado y al presente de la Historia de España y de la Historia de Europa. Es un regreso al futuro de Europa. Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico. Vaya, vaya. Lo hacemos realidad. Y estamos aquí. Carlos V lo sabrá. Seguro.
Es entonces cuando vemos el Monasterio saludándonos desde una terraza de hierba. Sencillo pero grandioso. Construido entre 1408 y el siglo XVI. Nunca hablo en ese momento. Todo se detiene. Me gusta observar, concentrarme en cada detalle. Los árboles, el muro de piedra, la hiedra. La cruz de la iglesia, sus campanas en la torre rodeada de algunas nubes blancas que salpican el cielo azul. Se respira alegría.
Bajarse del autobús requiere medir bien cada adoquín que las mujeres pisamos con nuestros tacones. Hay que ponerse guapas para un día tan especial. Cuando consigo recomponer mi pisada y asegurarla en el camino hacia la entrada, busco siempre a mi amigo Miguel Ángel Martín. Veo enseguida orgullosa al director de la Fundación Juan Carlos Moreno. Saludo rápido, están muy ocupados, y muy sonriente, con gratitud. Y entramos por la puerta. No es grande la puerta de madera, sí es grande todo lo que guarda. Entro. Puedo ir hacia la izquierda o de frente hacia la estancia de Carlos V la rampa que lleva hacia la terraza con arcos donde impartimos los profesores invitados los Cursos de Verano. Ver el mosaico de Carlos V, los dos miradores desde la alcoba y la sala de audiencias del emperador que dan a la huerta, entrar a saludar al equipo de la Fundación. Veo a Nuria y a todo el equipo: ya estamos aquí de nuevo.
El estanque está lleno. Recuerdo el verano en el que lo estaban arreglando. Los ponentes de pie y excavadoras pasando por detrás. Les dije a los alumnos: miradlo bien, tenemos la suerte de verlo vacío. Estamos presenciando cómo se repara el estanque. Estamos viviendo un hecho histórico. Cuando terminamos las clases, muchos se hacían fotos con el estanque vacío. Yo las guardo.
Mientras recuerdo todo y la Historia va y viene, nos llaman. Debemos entrar en la basílica. Va a llegar el Rey. Buscamos nuestros sitios. Canta el coro. Admiramos el ábside. La tela granate Premio Europeo Carlos V. La iglesia y el claustro gótico, el otro claustro es al que llaman nuevo, pertenecen al siglo XV; las demás construcciones son del siglo XVI. Renacimiento.
En el 2007 el Monasterio fue declarado Patrimonio Europeo. España y la Unión Europea, la UE y España. Carlos I de España y V de Alemania. Su hijo Felipe II también ha estado aquí mismo visitando a su padre. Dos Monasterios, Yuste y El Escorial. Viajo unos segundos a El Escorial y veo la fachada y la naturaleza que también rodea al Monasterio. El enclave elegido. Cada piedra. Todas las piedras juntas colocadas por personas unidas en un afán han hecho posible la construcción.
Llega Felipe VI. Ese momento, ya llega el Rey, siempre es único. Nos ponemos todos en pie para recibirle. Incluso ahora, mientras escribo, mis ojos se llenan de lágrimas. Es la verdad.
Este año los discursos se centran todavía más en lo que es la Unión Europea y en el valor de su modelo de integración. En la necesaria fortaleza de la UE. En avanzar juntos para vencer al Covid-19. La UE siempre tiene sentido y, ahora, más que nunca. En el sentido de Europa debemos encontrar la fuerza que hoy necesitamos.
El Rey transmite un mensaje de responsabilidad, de unión, de trabajo conjunto; de ilusión. De esperanza. De Unión en la unión. Dice: Viva Europa. Y nos mira a todos con cariño. Es un momento solemne. Aplaudimos.
Estamos todos allí, hemos viajado con nuestra pertenencia europea e imaginación. Estamos en Yuste. Este año el día es de auténtica primavera. Una primavera que nos ha estado esperando. El sol ilumina todo y también matiza los colores poniendo tonos templados a un lienzo vivo. Este año 2020 el Premio Europeo Carlos V es para todos los ciudadanos de Europa y del mundo.
Susana del Río Villar
(Académica de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes. Directora del grupo de expertos Convención sobre el futuro de Europa)